 
                                        PAMPLONA, 5 de julio. En un acto simbólico que tuvo lugar el sábado en la plaza Consistorial de la ciudad, AnimaNaturalis y PETA manifestaron su firme oposición a las corridas de toros y encierros que caracterizan las celebraciones de San Fermín. Este evento se realizó justo antes del tradicional chupinazo, que da inicio a las fiestas.
La protesta consistió en una impactante escenificación en la que se recreaba a la Virgen María sosteniendo a Jesucristo, rodeada de individuos desnudos en el suelo, con cuernos en sus cabezas y cubiertos de un líquido rojo simulando sangre, simbolizando las vidas sacrificadas en las corridas de toros cada año en Pamplona.
En declaraciones a diversos medios, Aida Gascón, directora de AnimaNaturalis en España, evidenció el objetivo de su campaña al expresar que buscan poner de relieve el creciente rechazo social hacia actividades que consideran violentas y desfasadas, como las corridas y encierros. También criticó la implicación de la Casa de la Misericordia en la organización de estas festividades, considerándolo un acto de crueldad y falta de compasión hacia los animales.
Gascón mencionó el avance en la lucha contra la tauromaquia, destacando que el alcalde Joseba Asiron ha propuesto una consulta para conocer la opinión de los ciudadanos sobre las fiestas de San Fermín, incluyendo la controversia de las corridas de toros. La directora expresó su interés por los resultados de esta consulta, con la esperanza de que pueda contribuir a una evolución hacia unas celebraciones más compasivas.
Asimismo, AnimaNaturalis y PETA emitieron un comunicado en el que subrayaron que el sufrimiento de los toros en las corridas no solo representa una crueldad inconcebible, sino también una violación de los principios cristianos de caridad. Criticaron la incongruencia de que una entidad dedicada a ayudar a personas sin hogar no muestre compasión hacia los animales involucrados en estas tradiciones.
Estos grupos también recordaron una bula del Papa Pío V de 1567, que prohibía las corridas de toros, describiéndolas como consistentes no en actos humanos, sino demoníacos, y que la violación de esta prohibición conllevaba penas de excomunión. Aunque la bula no se publicó en España debido a la intervención de Felipe II, el origen de esta condena resalta, según ellos, la falta de coherencia de la tauromaquia con los valores religiosos.
AnimaNaturalis y PETA enfatizaron que existe un creciente malestar entre los ciudadanos españoles con respecto a la tauromaquia, citando datos de una encuesta reciente del Ministerio de Cultura que indica que solo el 8% de la población ha asistido a festejos taurinos, y un escaso 5.8% ha presenciado corridas en plazas, evidenciando que esta es una actividad minoritaria. Además, criticaron el uso de fondos públicos en la tauromaquia en Navarra, mencionando que la comunidad ha invertido cantidades significativas en estas prácticas.
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