La batalla de Aibar fue un importante enfrentamiento militar que tuvo lugar en el año 1512 durante las Guerras de Navarra, un conflicto que enfrentó al Reino de Navarra con el Reino de Castilla. Desde el siglo XI, Navarra había mantenido una serie de disputas territoriales con Castilla, lo que llevó a numerosas confrontaciones a lo largo de los años. En el contexto de la unión matrimonial entre Juana de Castilla y Juan III de Navarra, se desencadenó una serie de eventos que culminaron en la invasión de Navarra por parte de Castilla en 1512.
En 1512, el rey Fernando el Católico de Castilla aprovechó la debilidad de la Corona de Navarra para invadir el territorio navarro. A través de una estrategia militar bien planificada, las fuerzas castellanas lograron avanzar rápidamente por todo el territorio navarro, tomando ciudades clave y sometiendo a la población a su dominio. La invasión de Navarra por parte de Castilla marcó el inicio de la batalla de Aibar, que se convertiría en un punto crucial en el desarrollo de las Guerras de Navarra.
La batalla de Aibar tuvo lugar el 30 de agosto de 1512 en el municipio de Aibar, situado en la zona norte de Navarra. Las fuerzas castellanas, lideradas por el Condestable de Castilla, Pedro Manrique, se enfrentaron a las fuerzas navarras, comandadas por el rey Juan III de Navarra y su aliado, Gastón de Foix, Conde de Candale. La batalla fue feroz y sangrienta, con numerosas bajas en ambos bandos.
Uno de los momentos más críticos de la batalla de Aibar fue cuando las fuerzas navarras lograron romper las líneas castellanas y acorralar al Condestable Manrique. Sin embargo, la llegada de refuerzos castellanos cambió el curso de la batalla, causando que las fuerzas navarras retrocedieran y tuvieran que replegarse para evitar una derrota aplastante. A pesar de la valentía y determinación de las tropas navarras, la superioridad numérica y la eficacia de las fuerzas castellanas fueron determinantes en el desenlace final de la batalla.
Tras la batalla de Aibar, las fuerzas castellanas lograron imponerse sobre las tropas navarras, consolidando así su control sobre el territorio navarro. La derrota de Juan III de Navarra y sus aliados marcó un punto de inflexión en las Guerras de Navarra, que culminaron con la anexión de Navarra a la Corona de Castilla en 1515. La batalla de Aibar representó, por tanto, un momento crucial en la historia de Navarra, marcando el fin de su independencia como reino.
La batalla de Aibar dejó un legado histórico importante en la memoria colectiva de Navarra. Considerada como un símbolo de resistencia y lucha por la libertad, la batalla de Aibar sigue siendo recordada y conmemorada en la actualidad a través de diversas celebraciones y actos conmemorativos. El heroísmo y sacrificio de las tropas navarras en Aibar siguen siendo venerados como un ejemplo de coraje y determinación en la defensa de la soberanía de Navarra.
La batalla de Aibar fue un evento significativo en la historia de Navarra, que tuvo importantes repercusiones en el devenir del reino. La derrota de las tropas navarras frente a las fuerzas castellanas marcó el inicio de la anexión de Navarra a la Corona de Castilla, poniendo fin a siglos de independencia y autonomía. A pesar de la valentía y determinación de las tropas navarras, la superioridad militar de Castilla fue determinante en el desenlace de la batalla. Hoy en día, la batalla de Aibar sigue siendo recordada como un símbolo de resistencia y lucha por la libertad en la historia de Navarra.