PAMPLONA, 30 Dic.
El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) ha frenado en el cuarto período de tres meses del año en Navarra la pérdida de seguridad observada en el período de tres meses previo, más allá de que exhibe críticas mucho más fatalistas que las mostradas en exactamente el mismo intérvalo de tiempo de 2021, según informó el Instituto de Estadística de Navarra.
Esta moderación en la caída de la seguridad de los usuarios deriva principalmente de las críticas menos fatalistas observadas en las esperanzas de ahorro, la coyuntura económica general aguardada y, en menor medida, las esperanzas del mercado de trabajo.
Al igual que en Navarra, el índice de seguridad de España refleja una optimización, al tiempo que en la UE se detallan críticas mucho más fatalistas en el cuarto período de tres meses del año.
En preciso, en la Comunidad foral, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) exhibe críticas tenuemente mucho más optimistas con en comparación con período de tres meses previo, tras pasar de -32,8 a -31,2. Si se equipara con exactamente el mismo período de tres meses del año previo la seguridad del cliente exhibe un deterioro de 18,9 puntos.
Todos los elementos, salvo la coyuntura económica aguardada del hogar, detallan una evolución mucho más conveniente respecto del intérvalo de tiempo previo.
Destacan las previsiones mucho más optimistas de las esperanzas de ahorro y de la coyuntura económica general aguardada, consecutivas de las esperanzas sobre el mercado de trabajo.
En términos interanuales, la coyuntura económica general aguardada y las esperanzas sobre el mercado de trabajo muestran la pérdida de seguridad mucho más señalada.
Si se examina el Índice de Confianza del Consumidor por sexo, se aprecia una rápida optimización de la seguridad en los dos sexos, siendo las mujeres mucho más fatalistas (-32,4) que los hombres (-30,3), resaltando la diferencia reflejada en las esperanzas sobre el ahorro.
El Índice de Sentimiento del Consumidor exhibe síntomas de rápida restauración tras la desaceleración observada a lo largo de 4 trimestres sucesivos y consigue un valor del 49,8 tras el 47,6 estimado en el período de tres meses previo.
Este mayor dinamismo deriva esencialmente del optimismo estimado tanto en el instante de compra como en la coyuntura económica general, seguido, en menor medida, de la coyuntura económica aguardada del hogar y de la situación general de hoy. Tan solo la coyuntura económica de hoy del hogar registra una evolución menos conveniente en este periodo de tiempo.
En términos interanuales, todos y cada uno de los elementos reflejan críticas mucho más fatalistas, exponiendo la coyuntura económica general aguardada el deterioro más importante.
El Índice de Expectativas Económicas cambia de inclinación y sube hasta el -29,2. Salvo las esperanzas de demanda que acentúan el descenso, todos y cada uno de los elementos reflejan críticas mucho más optimistas, donde resalta la optimización de las esperanzas de los costos, seguido de las previsiones de ahorro y del mercado de trabajo.
En términos interanuales, el deterioro exhibido en el mercado de trabajo y en el nivel de ahorro contrasta con la restauración de las esperanzas de costes.
El Índice de Probabilidad de Compra refleja un menor dinamismo y se ubica en 6,22, inferior en 0,4 puntos con en comparación con período de tres meses previo. Destacan las críticas mucho más fatalistas reflejadas en la adquisición de primera vivienda y móvil con en comparación con período de tres meses previo. En términos interanuales, desciende el índice en 0,3 puntos exponiendo evolución conveniente la adquisición de cadena de televisión de pago y de otros gadgets.
El Índice de Situación Económica Familiar refleja críticas mucho más optimistas y se ubica en 13,6 con en comparación con diez,3 estimado el último trimestre de 2022. Este incremento deriva del mayor dinamismo exhibido en todos y cada uno de los elementos. En términos interanuales el índice empeora 5,9 puntos principalmente por el deterioro de las esperanzas de ahorro.