El plan de salud se activa este verano para combatir el calor y alertar sobre la contaminación del aire.
El pasado año se reportaron 92 casos de enfermedades asociadas al calor, de los cuales seis resultaron en hospitalización.
PAMPLONA, 7 Jun.
El Gobierno de Navarra, a través del Departamento de Salud, ha puesto en marcha el Plan de Prevención de los Efectos en Salud del Exceso de Temperaturas y de la Contaminación del Aire para el año 2024, el cual estará vigente hasta el 30 de septiembre e incluirá por primera vez la vigilancia de la contaminación atmosférica.
Bajo la presidencia de la directora gerente del Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra (ISPLN), Marían Nuin, se llevó a cabo una reunión de coordinación para este plan que, además de la supervisión ambiental y epidemiológica, contempla una serie de medidas preventivas relacionadas con los diversos niveles de riesgo con el objetivo de "evitar los efectos negativos que el exceso de temperatura y la contaminación del aire pueden tener en la salud de la población".
En la reunión, en la que participaron los agentes involucrados de forma telemática, estuvieron presentes representantes del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea (SNS-O), la Agencia Navarra de Autonomía y Desarrollo de las Personas, la Dirección General de Interior, la Federación Navarra de Municipios y Concejos (FNMC), los ayuntamientos de Pamplona y Tudela, el Instituto Navarro del Deporte y de la Actividad Física (INDAF), la Dirección General de Cultura, el Instituto Navarro de la Juventud (INJ), la Dirección General de Turismo, la Dirección General de Educación, la Dirección General de Economía Social y Trabajo, Cruz Roja y la Dirección General de Protección Social y Cooperación al Desarrollo.
Respecto a la contaminación atmosférica, un factor ambiental "con un gran impacto en la salud", el ISPLN está colaborando con el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente en la elaboración de un plan de acción "a corto plazo para estos casos".
La contaminación, que está estrechamente relacionada con las altas temperaturas, puede causar irritación ocular y de las vías respiratorias a corto plazo, dificultad para respirar y, a largo plazo, un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, respiratorias y algunos tipos de cáncer.
Por lo tanto, cuando se anticipen superaciones de ciertos límites y criterios establecidos en la normativa, el instituto informará a la población sobre las previsiones de mala calidad del aire con el objetivo de "minimizar el impacto que esta contaminación pueda tener en la salud".
Para esto, se utilizarán las previsiones de la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología) y los datos de las 11 estaciones de la red de calidad del aire de Navarra, que monitorean diversos contaminantes, como el ozono y las partículas en suspensión.
El plan contra el calor de este año implica una nueva segmentación geográfica. El Ministerio de Sanidad ha actualizado el umbral de temperatura de la Comunidad Foral (34,8ºC) y planea delimitar zonas de aplicación geográfica basadas en áreas de meteosalud -que coinciden con las zonas de meteoalerta definidas por Aemet-, con umbrales de temperatura máxima específicos para cada zona.
De esta manera, en la Vertiente Cantábrica, el umbral de temperatura máxima se establece en 29,8ºC; en el Pirineo, en 31ºC; en el centro de Navarra, en 31,9ºC; y en la Ribera del Ebro, en 34,1ºC.
El 35% de los casos tratados por patologías por calor, en el trabajo El ISPLN subraya "la importancia de tomar medidas de precaución ante las altas temperaturas que pueden registrarse en esta época del año, centrándose en los grupos más vulnerables: personas mayores de 65 años, individuos con enfermedades crónicas, bebés y niños menores de 4 años, así como mujeres embarazadas y trabajadores expuestos al calor durante su jornada". Sin embargo, advierte que "cualquier persona puede resultar afectada".
El calor excesivo puede desencadenar una respuesta fisiológica inadecuada, afectando las funciones vitales y provocando calambres, agotamiento, deshidratación, piel caliente y enrojecida, entre otras condiciones.
Si a pesar de finalizar la exposición los síntomas persisten o se presentan signos de alteraciones de conciencia, pulso rápido y débil, respiración rápida y superficial, "se debe llamar al teléfono de emergencias (112) para prevenir un posible golpe de calor", según Salud Pública.
El año pasado, se notificaron 92 casos de enfermedades asociadas al calor (62 en hombres y 30 en mujeres), de los cuales el 66% tenía entre 19 y 64 años.
Al considerar que fue "un verano más suave que el anterior", Nuin destacó que "el 35% de los casos atendidos ocurrieron durante la jornada laboral; el 30% al realizar actividades recreativas como tomar el sol, pasear o trabajar en el jardín; el 17% en el hogar; y el 13% al hacer ejercicio físico".
De los 92 casos registrados, seis requirieron hospitalización y no se reportó ningún fallecimiento por golpe de calor. "El 56,5% de las personas atendidas no presentaba ningún factor de riesgo adicional", señaló Nuin.
Para prevenir los efectos de las altas temperaturas en la salud, Salud Pública enfatiza la "importancia de protegerse del sol y evitar salir a la calle y realizar esfuerzos físicos en las horas de mayor calor, beber más agua y líquidos frescos sin esperar a tener sed; evitar el consumo de bebidas alcohólicas, cafeína y azúcares; además de llevar ropa amplia y de tejidos ligeros".
También recomienda ponerse en contacto con las personas mayores "al menos dos veces al día para asegurarse de que siguen estas medidas", alertar especialmente a este grupo sobre "el peligro de sentarse en un banco bajo el sol" y señala que todas las guías con recomendaciones están disponibles en la página web del ISPLN.
En el ámbito laboral, sugiere, entre otras pautas, planificar las labores teniendo en cuenta las previsiones meteorológicas para programar las tareas más demandantes en los momentos de menor calor; garantizar en lugares cerrados el funcionamiento correcto de la climatización y ventilación; y, al aire libre, habilitar áreas con sombra.
Además, los trabajadores "deben poder ajustar el ritmo de trabajo a su tolerancia al calor, descansar en áreas frescas varias veces a lo largo del día, interrumpir la actividad si experimentan síntomas previos a un golpe de calor (calambres, mareos, piel fría y sudorosa, fatiga excesiva, náuseas), hidratarse y protegerse del sol, entre otras acciones".
Por último, "es esencial que las empresas garanticen una vigilancia específica de la salud en relación con la exposición a temperaturas extremas, prestando especial atención a los trabajadores más vulnerables".
Este plan se lleva a cabo cada año desde 2004, tras la ola de calor registrada en Europa en 2003, que resultó en un aumento significativo de la mortalidad. Su implementación se realiza en colaboración con el Ministerio de Sanidad, la red sanitaria, los servicios sociales, los ayuntamientos y otras entidades.
Además, se trabaja junto con el proyecto europeo LIFE-IP NAdapta-CC (2017-2025), que se enfoca en la prevención de los efectos del cambio climático en distintos ámbitos, incluida la salud y, en este caso, la exposición a altas temperaturas.
También se enmarca dentro del Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente del Ministerio de Sanidad, que en su programa de actuación 2024-2025 establece, entre otras acciones a desarrollar en el ámbito de las temperaturas extremas, la caracterización y evaluación de las zonas de meteosalud, así como la integración de la calidad del aire en el sistema de información sobre temperaturas extremas, con el objetivo de "considerar el efecto sinérgico entre las temperaturas extremas y la calidad del aire en la salud de la población".
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