En un emotivo acto celebrado el pasado 3 de diciembre en Pamplona, las hijas del renombrado sociólogo Mario Gaviria recibieron en su nombre la Medalla de Oro de Navarra 2024, un reconocimiento entregado a título póstumo. La entrega se efectuó en el contexto de la celebración del Día de Navarra, un momento significativo para la comunidad, que busca honrar las contribuciones de quienes han marcado su historia.
La presidenta de Navarra, María Chivite, presidió la ceremonia y, durante su intervención, enfatizó la importancia de valorar la identidad y los principios que rigen la comunidad navarra en un tiempo que describe como “agitado y complejo”. Chivite subrayó que es fundamental reconocer la esencia de Navarra y su marco institucional, especialmente en momentos de incertidumbre.
El evento reunió a destacados miembros del ámbito político y social, incluyendo al presidente del Parlamento foral, Unai Hualde, y al vicepresidente primero y consejero de Presidencia e Igualdad del Gobierno de Navarra, Félix Taberna, así como a otros dignatarios como la delegada del Gobierno en Navarra, Alicia Echeverría, y el Defensor del Pueblo, Patxi Vera. Esta diversidad de asistentes reflejó la importancia del homenaje y el reconocimiento a Gaviria.
Durante su discurso, Chivite resaltó que la Medalla de Oro premia la defensa y promoción de los intereses de Navarra, conceptos que, según ella, se entrelazan con la vida y la obra de Mario Gaviria. Destacó el orgullo que él sentía por su tierra, un orgullo que no se limitaba a la complacencia, sino que también incluía una crítica constructiva cuando era necesaria. La presidenta invitó a los presentes a aprender a querer Navarra como lo hacía Gaviria, con pasión y justicia, reconociendo la riqueza del pasado y con la mirada puesta en el futuro.
A lo largo de su intervención, Chivite mencionó varios legados de Gaviria, comenzando por su capacidad de generar un entorno de talento en Navarra, comparable a los esfuerzos actuales por fomentar la creatividad y el progreso en la región. Resaltó también su “optimismo antropológico”, una cualidad que lo llevó a mantener una perspectiva positiva sobre la sociedad en la que vivió, especialmente en tiempos difíciles.
Chivite, al evaluar el impacto de Gaviria, destacó “la buena vida” como una de sus contribuciones más significativas. Argumentó que su filosofía se traduce en una comprensión profunda de la relación entre la calidad de vida y la sostenibilidad medioambiental, un aspecto que se ha vuelto vital en la actualidad. En este sentido, el reconocimiento a su figura se erige como un homenaje a aquellos que promueven una Navarra sostenible y próspera.
Otro legado importante de Gaviria, según Chivite, es su defensa de la “ética ecologista”. La presidenta recordó cómo Gaviria tejió una narrativa que abogaba por un desarrollo basado en energías alternativas y expresó su preocupación por los riesgos asociados a la energía nuclear, posicionándose como un pionero en la conversación sobre sostenibilidad mucho antes de que este tema se convirtiera en una prioridad en la agenda pública.
Chivite también hizo hincapié en el compromiso de Gaviria con la “constructividad crítica”. Señaló que, a pesar de ser un agitador social, siempre buscó crear comunidad desde la oposición, evitando la destrucción de los valores democráticos. La presidenta reflexionó sobre cómo Gaviria quedaría sorprendido por los actuales peligros que enfrenta la democracia en el siglo XXI, sugiriendo que su legado debe inspirar una defensa activa de estos principios fundamentales.
Frente a la inquietante situación política actual, Chivite hizo un llamado a valorar lo que somos y lo que hemos construido en Navarra. Reiteró que quienes cuestionan el autogobierno lo hacen desde un ángulo que intenta desestabilizar la diversidad y la autonomía regional, lo que, a su juicio, solo revela una falta de entendimiento sobre la histórica lucha por los derechos y la identidad navarra.
En un contexto donde el populismo avanza con tintes regresivos y desafía la cohesión social, la presidenta abogó por la honestidad y la integridad en el discurso político. Instó a los ciudadanos a reflexionar sobre el camino que desean seguir, ya sea hacia la inclusión y la construcción de un futuro mejor o hacia la fragmentación y el retroceso.
Para cerrar su intervención, Chivite convocó a celebrar con orgullo la Navarra que se esfuerza por ser un lugar donde todos desean vivir en armonía. Reiteró la importancia de enfrentar unidos los desafíos del futuro, expresando que solo así se puede lograr una comunidad más robusta y resiliente.
Además, Manuel Rodríguez, decano del Colegio de Sociología y Politología de Navarra, también tomó la palabra para glosar la figura de Gaviria. En su discurso, Rodríguez enfatizó que el homenajeado era una personalidad singular que introdujo nuevas formas de pensar en la sociedad navarra. Destacó su curiosidad insaciable y su constante atención a lo que sucedía a su alrededor, así como su profunda conexión con la tierra que consideraba su hogar. Según Rodríguez, Mario Gaviria fue un referente que entendió la sociología no solo como una disciplina académica, sino como una forma de militancia por el bienestar de su comunidad.
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